domingo, 5 de diciembre de 2010

ARENAS MOVEDIZAS

Jueves, 05 de Marzo de 2009 00:00

El trabajo abarca los 180 kilómetros de playa, para detectar las zonas de riesgo. Ahora, los expertos analizan la Reserva Natural Faro Querandí, de Villa Gesell. Y lanzan un llamado para evitar su urbanización. También reclaman que no haya balnearios en la playa en las áreas de mayor peligro.

Por Carlos Rodríguez

"
Si esta zona se urbaniza, se foresta, se pierde el equilibrio natural y la erosión costera en Villa Gesell y en Pinamar puede llegar a los niveles que hoy se registran en Santa Clara del Mar o Mar Chiquita, donde la costa retrocede a razón de cinco metros por año." Sobre una duna cuya altura ronda los diez metros, con el faro Querandí como fondo de postal, la geóloga Silvia Cristina Marcomini hace la advertencia en diálogo con Página/12. Junto con un grupo de investigadores de la Universidad de Buenos Aires (UBA) vienen realizando, desde hace más de diez años, un monitoreo del nivel de conservación de la Reserva Natural Faro Querandí, de 5757 hectáreas, en el sur de Gesell, como parte de un estudio que abarca los 180 kilómetros de extensión de la costa bonaerense. Marcomini recuerda que los municipios costeros "viven de la playa, del turismo, y para ellos es muy necesario mantener el recurso". Por eso sostiene que si bien "los balnearios de madera (ver nota aparte) tienen su importancia porque reducen la erosión, lo ideal, en las áreas de mayor riesgo, es que no haya balnearios en la playa. Sí podrían estar sobre las dunas costeras o en predios privados, pero no en la playa".

En un trabajo realizado en 2006, los expertos precisan que la erosión "puede ser rápida, moderada y lenta". Suele ser rápida si es causada por "una tormenta asociada a un aumento del nivel del mar", lo que provoca "una importante pérdida de arena de playa, y un traslado de las mismas hacia aguas profundas". Cuando las condiciones climáticas mejoran, "las olas normales retransportan la arena perdida nuevamente hacia la playa y el perfil se recompone naturalmente". Es allí donde entra a jugar en forma negativa la intervención del hombre. Marcomini y López afirman que "la erosión y la degradación costera son un problema ambiental muy grave en el litoral". Si bien el problema se origina en el cambio climático y las variaciones del nivel del mar, la tendencia "ha sido potenciada sin lugar a dudas por el accionar del hombre, en especial desde 1980, cuando se produjo un brusco incremento poblacional" en las localidades balnearias.
Ya se han producido "fenómenos erosivos crónicos", aunque no generalizados, por "la erosión producida por el hombre (que) es directa cuando existe alguna degradación sobre la morfología natural de las áreas costeras e indirecta cuando una acción producida por el mismo altera algún parámetro que, si bien no se percibe en el momento, producirá una modificación a futuro". Esa acción "indirecta" se potenció en los últimos 30 años. Uno de los cambios importantes en el litoral fue el "rápido incremento poblacional, acompañado por una deficiente planificación y falta de políticas de manejo adecuadas para las áreas costeras".
Los factores concretos de ese accionar "indirecto" del hombre fueron, por ejemplo: la construcción de defensas duras, espigones, rompeolas, paredones; la extracción de arena de la playa para la construcción; la destrucción de la duna costera y las construcciones en el frente costero; los drenajes artificiales a la playa por construcción de calles perpendiculares a la costa; la construcción de balnearios en la playa posterior; la plantación de vegetación autóctona, como tamarisco, en la duna costera; las tareas de limpieza, nivelado de playa para la instalación de carpas, la circulación de vehículos sobre la arena y la forestación de campos de dunas activos.
Esas intervenciones del hombre tuvieron como consecuencia, entre otras cosas, la generación de erosión corriente abajo y la acumulación en el sector donde están las defensas duras; la disminución de la altura de la playa, lo que incrementó la vulnerabilidad a la erosión durante las sudestadas; incremento en la velocidad de retroceso de la costa y erosión de playas durante las tormentas; pérdida de arena de la playa durante las precipitaciones y el ingreso de contaminantes provenientes de las zonas urbanas.
Sobre los balnearios construidos sobre pilotes de madera, estimó que "tienen su importancia, sobre todo en la zona céntrica de Gesell, con una alta tasa erosiva que hace que se esté perdiendo la playa. De todos modos, lo ideal, en zonas de riesgo, es retirar los balnearios. No tendría que haber balnearios en zonas sectorizadas como de erosión alta o moderada. Los balnearios sobre pilotes producen menos erosión porque permiten el transporte de la arena por debajo de las construcciones, pero lo ideal es que no haya balnearios en la playa. No sería problema construirlos sobre las dunas costeras o en los predios privados, pero no sobre la playa".
. Y el buen manejo costero es "el límite entre mantener el recurso o contribuir en forma directa o indirecta a su destrucción".

Fuente: Diario Página 12
3 de marzo de 2009

 

 

No hay comentarios: